Antoni Abad es el presidente de la Federació Territorial de Confraries de Pescadors de Girona, uno de los socios estratégicos del proyecto LIFE ECOREST. El sector pesquero se implica tanto en el rescate de corales y gorgonias, entre otros organismos capturados de forma accidental en sus redes, como en el mantenimiento de estas especies en acuarios ubicados en las cofradías de pescadores y su adecuación para ser devueltos al mar. Además, desempeña la labor de trasladar a la sociedad los valores de la recuperación de los ecosistemas marinos.
¿Por qué os habéis implicado en este proyecto?
Nos implicamos en el proyecto porque desde el primer momento hemos visto que era una oportunidad para el sector pesquero. En primer lugar, para poder ayudar a la regeneración o repoblación de los corales en zonas de veda, pero también para dar valor añadido a nuestro pescado, a nuestro producto. Queremos llegar al consumidor y que, cuando compre nuestro pescado, vea que detrás hay un patrimonio, una historia y que desde el sector contribuimos a la conservación marina.
¿El sector pesquero en la zona está concienciado con la conservación marina?
Sí. Y más en Girona porque ya hemos tenido muchas experiencias. Quizás no de la envergadura de este proyecto, que es probablemente el mayor en el que hemos participado, pero estamos muy concienciados porque, si tenemos un recurso sano, el sector será viable.
En las cofradías se han instalado acuarios para recuperar corales y gorgonias capturadas accidentalmente. ¿Cómo han acogido los pescadores esta iniciativa?
Lo han acogido muy bien. Además, es algo que vamos a intentar aprovechar mucho. Nuestros familiares, amigos y todas las visitas que tenemos en las cofradías podrán conocer el proyecto. Es una pieza clave para nosotros que la gente vea la gran labor que hace el pescador. A veces el sector puede tener una imagen y no es así y, menos en este caso. Estamos por la labor y bien concienciados de poder ayudar, en la medida de lo posible, a la repoblación de estas zonas.
¿Cuál es la importancia de las reservas pesqueras de estas zonas?
Necesitamos dos o tres años para ver cómo va la gestión de estas zonas. Entiendo que, si tenemos una zona cerrada, las especies van a estar cómodas y se podrán reproducir. En el cómputo global vemos que es una gran experiencia. Estoy convencido de que será para el bien del sector.
¿Cómo es la colaboración entre la comunidad científica y el sector pesquero?
Este binomio va a más cada día. Antes venían los científicos, nos contaban lo que tenían que explicar y se iban. No los veíamos más, y, a veces, ni escuchaban. He podido percibir un cambio en la comunidad científica, igual que en el pescador. Ahora vienen, nos explican, se implican, dan importancia al sector y nos escuchan. Esto a la larga consigue que el pescador lo haga suyo, colabore, participe, se sienta cómodo y, al final, trae una conjunción de experiencias del mundo científico con el de la pesca que siempre es positiva. Hemos aprendido mucho de los científicos y me consta que ellos también han aprendido de nosotros.