“En la cofradía de Blanes nos hemos involucrado mucho en el proyecto LIFE ECOREST y ya estamos en la Champions League”

11.12.2024

Ferran Martínez es el patrón mayor de la cofradía de Blanes. Desde niño el mar le cautivó y desde entonces le cuesta pisar tierra firme. Asegura que el mar le da la vida. Nos cuenta cómo colaboran en el proyecto LIFE ECOREST desde esta cofradía, una de las más activas y con mayor implicación por parte de los pescadores.

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la pesca?

Mi padre tenía un pequeño barco de pesca artesanal, donde desde joven dediqué parte de mi tiempo a trabajar en el oficio de la pesca. A los 16 años ya vi que me gustaba y decidí combinar estudios con trabajo.

Pero no fue hasta los 18 años cuando me di cuenta de que este era mi mundo y, a día de hoy, llevo ya 37 años en la profesión.

¿Qué sientes cuando sales a faenar?

Salir al mar es disfrutar. Cuando hace mal tiempo y llevo dos o tres días sin poder salir parezco un gato encerrado y me sale el mal humor. El mar me da la vida.

Desde hace dos años soy patrón mayor de la cofradía de Blanes, lo que implica algo de trabajo de oficina. Pero el día que puedo salir a trabajar es una desconexión total poder disfrutar del entorno mientras pesco. En mi vida tengo tres pasiones: mi mujer, mi hija y el mar.

¿Cómo es el mar de Blanes?

Es un mar mediterráneo, sin tanto oleaje como en el Atlántico o el Pacífico, pero a veces es virulento. Puede estar calmado y en cuestión de minutos puede entrar el viento con rachas muy fuertes, capaces de levantar olas de hasta cuatro metros.

Además, alberga una gran variedad de especies de peces. Esto se debe al sistema de cañones submarinos. Para que lo entienda todo el mundo, vendría a ser como el Cañón del Colorado, pero dentro del mar. Salimos del puerto y en menos de 800 metros comienza el cañón, que puede alcanzar los 2.000 metros de profundidad con entradas y salidas que hace que tengamos mucha diversidad de peces. También contribuyen las aportaciones de los ríos que desembocan aquí.

Pero el cambio climático hace que cada vez sea más frecuente encontrar especies que no son autóctonas de esta zona.

¿Os preocupa el cambio climático?

La principal preocupación que tenemos en el sector es la Política Pesquera Común. Me gustaría que desde Bruselas pudieran venir al mar un día para ver si realmente pueden implantar las ideas que tienen.

La otra gran preocupación que tenemos es el aumento de la temperatura del mar, que influye en las características del fitoplancton, esencial en la pirámide alimenticia del mar por ser la base de la que dependen numerosas especies de peces.

Además, llegan especies que no hemos visto nunca, que son de aguas más cálidas, mientras que los peces de toda la vida se desplazan a aguas más frías. La temperatura del agua puede cambiar el sexo de los peces cuando nacen e impedir que proliferen algas y gorgonias.

Desde la comunidad científica alertan de que la pérdida y deterioro de los bosques de gorgonias puede afectar a la pesca. ¿Cómo valoráis las reservas pesqueras y proyectos como el LIFE ECOREST?

Dentro del proyecto en el que colaboramos, el LIFE ECOREST, hay varias reservas marinas, unas han sido creadas por las administraciones y otras tienen una implicación mayor porque se han cogestionado de forma voluntaria entre científicos y pescadores. Estas reservas darán sus frutos en unos años.

El pescador, además de pescar, quiere cuidar su medio porque vive de él y si no lo cuida él, no lo cuida nadie.

¿Cómo es vuestra labor en el proyecto?

Somos un eslabón importante dentro de este proyecto. Los corales se quedan atrapados en las redes. Antes los pescadores los devolvían al mar, pero sin saber cómo hacerlo para que pudieran sobrevivir.

Ahora tenemos unos acuarios ubicados en los barcos en los que se introducen los ejemplares capturados de forma accidental. Después, se trasladan a otros acuarios en tierra, en las cofradías, donde las científicas se encargan de su cuidado. Una vez allí, se preparan para su restauración usando el método “Badminton”, que consiste en enganchar los corales en rocas para que, al devolverlos al mar, caigan erguidos en los fondos y aumente así su supervivencia. Por último, cuando están listos, se suben a nuestros barcos y los pescadores nos encargamos de su suelta en las reservas que hemos pactado.

Cuando los científicos graben las imágenes con robots submarinos, veremos si todo el trabajo está dando sus frutos.

 ¿Cuál es el grado de implicación de las cofradías en el proyecto?

En general, todas las cofradías de la zona se encuentran bastante involucradas. En la nuestra, la de Blanes, estamos en la Champions League, como les digo a nuestros pescadores.  Nos hemos involucrado mucho y somos de las más activas.

Cuando hay capturas, reportamos los datos y colocamos la especie en el acuario. Está ya muy implantado el proceso y todos están muy implicados.

¿Crees que la implicación del sector en el proceso de restauración de estos organismos puede tener continuidad después de este proyecto LIFE?

Tenemos que trabajar entre todos, pescadores y científicos para que tenga una continuidad después del proyecto, pero los fundamentos están construidos.

Además, se ha generado mucho interés. Tenemos visitas de escolares, que quedan muy sorprendidos al ver los acuarios porque se piensan que solo hay corales en el mar Rojo o en Australia. Y también tenemos visitas de otras personas interesadas. De hecho, ya ha despertado la curiosidad en el sur de Andalucía, en el mar de Alborán, donde tienen ciertos problemas para la recuperación de estos ecosistemas.

Uno de los objetivos del proyecto es intentar replicar las actuaciones en otras zonas del litoral español y con otras cofradías, ¿qué mensaje les daría para que se involucraran?

Lo primero que diría es que es importante que haya una buena comunicación entre pescadores y científicos. También les animaría a que participasen porque es positivo. Estamos en una reserva donde se generan peces que salen a zonas cercanas donde podemos pescar y estos organismos contribuyen a que pueda haber más vida. Veremos cuáles serán los resultados, pero les animaría a participar explicando nuestra experiencia.

¿Cómo ve el futuro de la pesca?

En los últimos 20 años he visto cómo se ha reducido la flota a la mitad, lo que de entrada significa que hoy en día hay menos barcos y esfuerzo pesquero. Además, tras la implantación de normativas muy restrictivas, se ha reducido mucho el número de días que pueden salir los barcos a faenar. El sector pesquero, máximo pilar del proyecto, con las nuevas restricciones de la Comisión Europea, está en peligro de extinción. Sin los pescadores, el proyecto LIFE ECOREST no se podrá llevar a cabo.

Muchas veces se señala al sector pesquero de la sobreexplotación de los recursos marinos, mientras que nuestros métodos y técnicas están avanzando y son más selectivas.

También hay que añadir la disminución tanto de las capturas como de su precio en contraposición con la subida de costes del día a día y del nivel vida, haciendo que la rentabilidad del oficio disminuya.

Por último, el sector cada vez se está envejeciendo más y no hay un atractivo para que los jóvenes quieran dedicarse a la pesca. La media de los trabajadores que tenemos en esta cofradía ronda los 55 años. Es una profesión vocacional. Aquí tenemos compañeros de hasta quinta y sexta generación, que son los que tiran del carro. Pero creo que saldremos adelante. Dicen que este es un mundo de locos tocados por la tramontana y, para los locos como nosotros, esto es la lotería.

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